Para mis colecciones de pañuelos de seda pintados a mano, observo la seda montada en el bastidor como un espacio lleno de posibilidades creativas. Cada vez que realizo un pañuelo o tejido decorativo, pienso que pertenece ya a una persona, a alguien que se enamora de la creación, valora su singularidad y la reconoce como algo suyo.
Mis fuentes de inspiración son múltiples y variadas. La belleza atrae mi mirada como un imán, tanto en los pequeños detalles como en cualquier imagen de grandes dimensiones. La contemplación de la naturaleza, el arte y los colores es el gran recurso que permanece en mi memoria y surge frente a mi lienzo en blanco de la seda.
Utilizo además la fotografía de flores, contrastes de luz, paisajes, perspectivas bonitas y detalles singulares como un medio de ejercitar la mirada artística, el mejor enfoque. Las imágenes guardadas en mi alma y en mis archivos me nutren y me sirven como referencia para mis creaciones en los pañuelos de seda pintados a mano.
De cada inspiración surgen múltiples motivos de los que selecciono los que más me sugieren para trabajar. Así voy realizando pequeñas series con un mismo hilo conductor que las define.